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Un libro de autora mujer: Todos deberíamos ser feministas

We should all be feminists

Cuando era chica, no decía que era feminista. Me lo decían a mí como insulto. «¡Sos una feminista de mierda!». Cuando terminábamos de comer y yo protestaba porque mi padre me mandaba a lavar la vajilla mientras mis hermanos miraban fútbol por la TV, él me decía: «claro, no lavas los platos porque sos fe-mi-nis-ta», como escupiendo la palabra con asco. Incluso llegó a culpar a mi madre, por haberme «criado feminista». Lo irónico es que si soy así, es porque reaccioné a toda una vida rodeada de machismo, de un patriarcado tan arraigado que ni siquiera se cuestionaba. Pero yo cuestioné, desde muy pequeña, cuestioné. Y luego, empecé a oponerme, a enfrentar, a pelear. Era la única manera de sobrevivir en una casa donde yo tenía que hacer esa tarea por el solo hecho de ser mujer, pero ¡mi hermano menor cobraba por hacerlo! Sin embargo, según mi padre, la culpa de que yo hubiera «salido así», era de mi madre. Claro ejemplo de cómo el feminismo es visto por muchos como algo negativo. Y ahora, después de haber leído cientos de artículos, libros, ensayos, investigado y escuchado a muchas personas hablar sobre el tema, entiendo que lo que se percibe como negativo no es feminismo.

Por esa razón, este libro que descubrí gracias a ver una foto de su portada en Book Riot, me parece genial, y hasta necesario para educar sobre este movimiento gracias al que se ha logrado tanto. En realidad, es una charla que dio la novelista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie para TEDxEuston en diciembre de 2012 que luego se editó como libro. Más abajo les dejo el enlace para ver el video con subtítulos en español. Permítanme hacer un paréntesis para decir algo como subtituladora: no están bien hechos pero creo que se entienden. La charla dura solo media hora, y es tan clara, tan alegre y divertida que reta esa noción ignorante de que la feminista es una mujer enojada, que odia a los hombres, que no quiere casarse, y sobre todo contradice la idea más dañina: que el feminismo ya no es necesario. No me malentiendan, yo como feminista estoy por lo general bastante enojada, no hay nada malo en eso, sobre todo si has experimentado muchos años de injusticias empapadas de machismo, pero estoy descubriendo con estas personas (sí, hombres y mujeres) que es posible explicar nuestra lucha con optimismo, con otro tono. Quizás así nos escuchen más. No cuesta nada soñar.

Esta entrada que estoy escribiendo hoy es muy personal, y para mí es más que difícil escribirla. Más difícil será cuando tenga que apretar el botón de «publicar». Pero es necesario. Tengo que contar de dónde sale mi lucha, por qué me solidarizo con tantas causas de este tipo, aunque sienta que me estoy desnudando en público. Basta de ocultarme, basta de poner esas sonrisas falsas que tanto me dolían de niña y adolescente. Aún lo sigo haciendo, y es hora de cambiar y sincerarme. Chimamanda es nigeriana, y sin embargo, tantas cosas de las que cuenta las viví en Uruguay. Creo que la mayoría de ellas. Todavía se viven en muchas casas. Doy gracias a la vida, por haberme permitido salir y ver otras sociedades, ver que no es así en todos lados. Una de mis mejores amigas en Londres es francesa. Es una de esas mujeres admirables que tiene tiempo para trabajar 10 horas por día, ayudarte cuando más lo necesitas, cuidar de su familia, hacer ejercicio, vivir una vida sana y escucharte como una madre cuando le cuentas entre lágrimas de rabia que no te aumentarán el salario, aunque lo hayas pedido de mil formas, aunque lo merezcas. Y qué suerte que haya mujeres así, porque mi amiga Delphine está criando a tres hijos varones.

Para ella era algo totalmente inconcebible pensar que cuando el almuerzo de una reunión familiar se termina, las mujeres son las que se levantan y van a limpiar todo, mientras que los hombres se quedan sentados conversando. Para mí era al mismo tiempo increíble y alentador, que en su cultura las cosas no fueran así. Que ella tuvo su primera vez en su casa, como lo más natural del mundo, y no en un hotel de cuarta, como algo sucio e inmoral que había que ocultar, porque la mujer debe ser virgen hasta el matrimonio. No sé si alguien de otro país leerá esta nota que estoy escribiendo, no sé si en sus países será así, pero yo me sentí una puta por mucho tiempo, aunque solo estaba enamorada, así me lo hicieron ver varios miembros de mi familia, sobre todo cuando viajaba a ver a mi novio en Buenos Aires, que vivía solo. Estaba bien que mis hermanos se acostaran con cuanta pollera se les pasara por delante, pero yo iba a proporcionarle mis servicios de meretriz al que hoy es mi esposo. ¡Y sin cobrar! Y aquí va otro agradecimiento a la vida, al destino o las fuerzas del universo que se decidieron a que yo me topara con mi compañero de vida, alguien que sin declararse feminista, vive y actúa de acuerdo a la noción, para él completamente normal, de que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones.

Esta entrada fue muy personal, pero ¿cómo hacer entender que el feminismo todavía es necesario de otra forma? Para mí, ya no es posible si sigo ocultando mi historia. Necesitaba contar al menos algunas cosas antes de que vean la charla o lean el libro de Chimamanda, porque sé que muchos pensarán: eso pasa en Nigeria, eso no es relevante en el mundo occidental. Sí lo es, muchos sufrimos todavía poniéndole una sonrisa de plástico a la misoginia aceptada, y es hora de decir ¡basta! Así que cierro la nota de hoy con otro claro ejemplo. Estoy asistiendo a un taller de escritura, y para mi sorpresa, tenemos un compañero italiano que puede ser la persona más machista que haya conocido en mi vida. No me extenderé sobre el asunto de sus opiniones absurdas. Solo haré mención a un incidente: ayer nos mostró un libro que publicó en dos ediciones, porque la primera se acabó por «demanda popular», titulado Prohibido para las mujeres. La contratapa tenía varias frases cursis y misóginas, pero una fue la que más me produjo ganas de vomitar, físicamente sentí ganas de vaciar mi estómago en plena clase. Esta frase que el tipo escribió como «ayuda para los hombres que ya no saben cómo conquistar mujeres, porque estas no se dejan» reza lo siguiente: «El hombre es la llave y la mujer la puerta. Una llave que abre muchas puertas vale mucho, pero una puerta que puede ser abierta por cualquier llave no vale nada».

La novelista nigeriana nos cuenta: cuando busqué la palabra Feminista en el diccionario, decía: Una persona que cree en la igualdad social, política y económica de los sexos. A esto yo le agrego, que en ningún lugar dice que esa persona quiere eliminar a todos los hombres de la faz de la tierra, o que no puede usar maquillaje, o que debe dejarse absolutamente todos los pelos que le crezcan en el cuerpo. Luego de leer lo que escribí en este espacio, y de ver la charla, ¿hay alguien que se atreva a decir que el feminismo ya no es necesario? ¿En serio les parece que lo importante es cambiar la palabra por otra como «igualitarismo»? ¿No creen que estamos desviando la atención cuando hay temas mucho más apremiantes por solucionar? Y no, no creo que haya que cambiar la palabra porque, aunque ahora seamos hombres y mujeres los que luchamos codo a codo, por muchísimo tiempo esta ha sido la lucha de la mujer, y sería como borrar todo por lo que ellas lucharon, todas sus hogueras, sus cárceles, sus torturas, sus muertes. No, no creo que lo importante sea buscar una «palabra mejor», cuando hay mujeres en el mundo que todavía son quemadas, enterradas vivas, apedreadas por ser violadas, porque se considera que su violación es su culpa y se califica de adulterio. Creo que lo importante es educar. A niños y niñas. Educarnos, hablar, intentar cambiar esas nociones que tan mal nos hacen a todos. Por todo esto y mucho más, hoy digo con orgullo: SOY FEMINISTA.

Disfruten la charla y después me cuentan.

Algunos conceptos importantes:

Misoginia: La misoginia se define como el odio o la aversión hacia las mujeres o niñas. La misoginia puede manifestarse de diversas maneras, que incluyen sexismo, denigración de la mujer, violencia contra la mujer, y cosificación sexual de la mujer.

Patriarcado: El patriarcado es un concepto utilizado por las ciencias sociales, en especial en la antropología, sociología y en los estudios feministas. Hace referencia a una distribución desigual del poder entre hombres y mujeres en la cual los varones tendrían preeminencia en uno o varios aspectos, tales como la determinación de las líneas de descendencia (filiación exclusivamente por descendencia patrilineal y portación del apellido paterno), los derechos de primogenitura, la autonomía personal en las relaciones sociales, la participación en el espacio público ―político o religioso― o la atribución de estatus a las distintas ocupaciones de hombres y mujeres determinadas por la división sexual del trabajo.

Fuente: Wikipedia

10 comentarios el “Un libro de autora mujer: Todos deberíamos ser feministas

  1. Apenas pueda, leo el libro que recomendás… Soy feminista, y entiendo todo lo que planteás, lo entiendo y lo comparto, además de tratar de ejercer algún tipo de militancia en cuanta causa feminista se me pone adelante, ja!… Te dejo el link de un interesante artículo, a propósito de lo que contás de tu amiga francesa: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-74826-2006-10-20.html

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  2. ¡Gracias Mónica! Lo voy a leer. Me encanta que me recomienden lecturas a través de este espacio, era uno de mis objetivos 🙂
    El libro es la versión editada de la charla, si querés podés verla con el link que puse, creo que es mejor todavía verla hablar, es un placer de verdad.

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  3. Si es increible como persiste esa nocion o mejor dicho mala nocion acerca del feminismo , de que se esta contratodo , que para ser feminista no tenes que maquillarte ni ser femenina etc etc cosas que me hacen mucha gracia. Pero tambien es increible como mujeres que se «declaran» feministas piensan que eso es tal cual, digo porque he visto casos. Pero en si creo que los cambios se dan aunque sea paulatinamente solo hay que seguir «machacando » en el tema . Que se trata de igualdad de condiciones en todos los sentidos que esta palabra abarca. No hay que cambiar una palabra por otra simplemente cmabiar la nocion que se tiene de la misma.
    Como ejemplo que se puede cambiar puedo citar a mi padre una persona de 74 años que siempre penso que las mujeres tenian ciertas tareas hasta que un dia se topo con otro razonamiento (el mìo jeje) y vio que no era asi. Se lo puede ver cocinando poniendose un delantal lavando un baño repartiendose las tareas hogareñas cuando hace 30 años atras eso era impensable para èl.
    Simplemente un pequeño comentario 😛

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    • Tal cual Claudia, es como dijiste: «No hay que cambiar una palabra por otra simplemente cambiar la nocion que se tiene de la misma.»
      Por otro lado, me puso muy contenta lo que me contaste de tu padre, casos como ese te hacen creer que todo puede cambiar. En otros casos uno sabe que todo va a seguir igual, pero no hay que perder energía en esos sino en los que quieren cambiar 😉
      ¡Gracias por compartir!

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  4. Querida, yo tuve mis años de decir -qué estúpida, qué mal informada- que era «personista». Mis años de tiquismiquis con la palabra de marras, que ahora abrazo porque es como abrazarme a mí misma. Estos últimos meses he visto mucha más actividad para invitar a hombres y mujeres a unirse al movimiento, cuantos más seamos, mejor. Tenemos que ser todos. Y eso es lo que me hace repetirlo constantemente: soy feminista, soy feminista, soy feminista, y quiero que lo seamos todos. Quizá no he vivido tantísima injusticia en mi casa, porque es prácticamente una casa y una familia de mujeres, aunque nadie está exento de sufrir micromachismos encubiertos como «lo normal» en determinadas situaciones. En el trabajo, eso ya es otra cosa, es donde más sutilezas y micromachismos me han explotado en la cara, y por eso soy una «beligerante». Gracias por compartir tu historia. Y si yo fuera quien imparte el taller de escritura, al compañero misógino lo expulsaba, por su propio bien, cerrándole la puerta en todas las narices. Un enorme abrazo y persevera, camarada.

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    • Gracias a ti, Jennifer por leer y por compartir. Sobre todo por solidarizarte y contar un poco de tu historia también. Yo también he visto muchas más personas participando en movimientos, opinando, formando. Al compañerito ya le «pararé el carro» pero necesito buscar una forma diplomática para no arruinar la buena onda que hay con los otros compañeros. Creo que dejar de festejarle las estupideces sería un buen comienzo. Y luego, delicadamente mencionar que yo, por lo menos, estoy ahí para mejorar mis técnicas de escritura, no pare recibir lesiones de misoginia. Veremos qué pasa…
      Te mando un abrazo y adelante, sigue siendo beligerante, que se necesita más gente así. Nos vemos pronto, cuando vaya a buscar ese libro sobre Kafka que me contaste y no me puedo sacar de la cabeza 😉

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  5. Ta, me emocioné. :’) Me encantó la pasión que le pusiste a tus palabras, como le ponés a tu vida, a tus luchas, búsquedas e inconformismos. Sos una de las mujeres por las que decidí apoyar al movimiento feminista, declararme profeminista / antipatriarcal y comprometerme hasta los huesos en temas de género. Gracias por estar, nada de lo que enfrentaste fue en vano, ni lo es, ni lo será. Aquí estoy para lo que necesites. Abrazo grande.

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  6. Gracias a vos hermano de la vida, por tantas cosas. Por darme fuerza, por estar siempre ahí, por hacerme pensar que valgo mucho cuando más siento que no valgo nada, por luchar a nuestro lado, porque cuando estoy mal, me acuerdo que existe gente como vos y pienso: sí, vale la pena.
    Yo también estoy siempre pa’ usted, ya sabe.

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  7. Tu opinión, Karina, es provocadora. Dan ganas de colgarse un cartel en el pescuezo y salir a la calle y decirle a los machistas y patriarcas ( en el fondo es lo mismo) «‘soy mujer y puedo valerme por mí misma y no acepto que me dictes normas ni que te sientas superior a mí, porque somos iguales, solo tenemos diferencias físiológicas»‘
    Fuiste sincera, muy sincera con tu comentario y por lo que opinan quienes te han contestado, llegaste hondo, con el trazo firme y agudo que caracteriza tu escritura. Te felicito, era tiempo de que te sacaras viejos lastres impuestos por una sociedad pacata, llena de prejuicios estúpidos. YO TAMBIÉN SUFRÍ ESTA ESPECIE DE ABUSO EMOCIONAL. Nunca me saqué las ganas de decirle a mis mayores las verdades que tú, sin agresiones ni rencor, le has dicho a los tuyos. HOY, MÁS VIEJA Y UN POCO MÁS SABIA, comprendo que ellos sólo perpetuaban las vejaciones a las que también estuvieron expuestos y nunca se les debe haber ocurrido protestar.
    APOYO TUS REIVINDICACIONES, y me alegro muchísimo de que hayas encontrado a ese hombre maravilloso que tienes a tu lado, Te quiero mucho, y por supuesto, yo también me siento feminista aunque tenga pocas ocasiones de pregonarlo.

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  8. ¡Qué lindas palabras, Raquelita! Me encanta haber generado pasión con lo que escribí. Y sobre todo que te haya inspirado a compartir tu historia también. Y fijate, aquí tuviste una oportunidad de pregonar tu feminismo. Eso me llena de alegría. Y me da fuerzas para seguir luchando, escribiendo, hablando. ¡Gracias por el apoyo de siempre y por las armas que me diste tú, para expresar mis sentimientos a través de la pluma! ¿Dónde estaría si no fuera por tus talleres y tus palabras de aliento? Creo que seguiría con todo atragantado y eso no es nada bueno, así que quiero darte un GRACIAS enorme, porque mi vida no sería lo mismo si no te hubiera conocido 🙂

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